RESCATANDO DE NUEVO LA ACTIVIDAD 2
Si bien es cierto que en mi segunda entrada titulada "La educación en España, ¿¡Otro debate más!?, hice una fusión de las actividades 2 y 3, procedo a desandar esos pasos para darle su parte de protagonismo al asunto de la actividad 2, que en dicho post quedó en cierta medida opacado por las propuestas realizadas por mí, para renovar el modelo educativo en España.
Como ya rezaba en aquel post pasado, a nuestro grupo le tocó centrar su debate en torno al asunto de la cultura del esfuerzo y la motivación o autosuperación del alumnado. Ya fue comentado que nuestro grupo, estuvo bastante de acuerdo en señalar la carencia que tiene el sistema educativo español en cuanto a la atención personalizada de cada alumno, esto es en gran medida por las ratios escolares que hay en este país. Por ello, se propuso como medidas, la contratación de más profesorado a fin de reducir el número de alumnos por profesor, dando lugar a la posibilidad de un mayor cuidado e individualización de los casos dentro del aula.
Con este mismo fin, surgió en el grupo, la propuesta del aumento de la oferta de tutorías. Para ello, los profesores han de ser instruidos en el trato con el alumno y unas nociones básicas de psicología, a fin de diagnosticar precozmente los problemas dentro de las aulas. Además, estas, deben ser promovidas entre los estudiantes, que en ocasiones las ven con recelo.
Asimismo, se señala en esa misma dirección, la carencia afectiva que supone en España el señalamiento del error por encima de los aciertos, independientemente de la proporción acierto-error, y el enfoque de estos como un problema y no como una forma de motivar al alumno a superarse y aprender de ellos. Para entender esto mejor, la lectura de El error como oportunidad de aprendizaje desde la diversidad en las prácticas evaluativas, GUERRERO BENAVIDES et. al (2013), puede ser muy esclarecedora.
En último lugar, y no menos importante, para lograr todo esto, se ha de insistir en el consenso y el fin de la instrumentalización que hacen los políticos de la educación, dando paso al fin de la confusa legislación de ida y vuelta, y la toma del control por parte de un cuerpo conformado por expertos en la materia y miembros de la comunidad educativa como profesores, orientadores y alumnado.
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