CUANDO LAS AULAS SE CONVIERTEN EN VIETNAM

Se dice que en todos los puestos de empleo existe un porcentaje base por el que todo trabajador es susceptible de recibir violencia física y/o verbal, así como tener que hacer frente a conflictos de distinta índole. Sin embargo, el factor "grupo de adolescentes", parece insistir en darle a los docentes una cierta ventaja porcentual que no han solicitado. El número de conflictos, tanto violentos como no violentos, a los que un profesor ha de hacer frente a lo largo de su vida profesional dentro de las aulas, es una constante real, y en determinados contextos y épocas es además creciente. 

En este sentido, para esta actividad nº 19 se nos propone apuntar a alguno de los casi infinitos conflictos que podemos presenciar en el aula, y dar ideas sobre como afrontar el mismo, se entiende que resolviendo tal de manera satisfactoria, lícita y sin perjuicios mayores. Para ello podría utilizar casos tan evidentes como los insultos, vejaciones o burlas. O podría también referirme a la violencia física contra el profesorado. Sin embargo, para esta actividad he seleccionado el caso del alcohol, las drogas y otras sustancias nocivas.



Parece evidente que en estas edades es cuando los adolescentes, buscando no ser señalados y agregarse a la masa para ser integrados, llevan a cabo conductas indecentes imbuidos por la presión social. Es en este momento cuando se vuelven débiles para ser tentados por el consumo de sustancias. Esto es a todas luces un problema, que parece haberse normalizado escondido debajo de una manta. Fuera de esta manta a todos nos preocupa que nuestro hijo o hija consuma alcohol o fume tabaco y/o marihuana. Pero por otra parte, sabemos que cuando salen de fiesta por la noche en estas edades asumimos que lo hacen. Mientras tanto, estamos permitiendo que gente aún por formar, se esté deformando por culpa del consumo de verdadera basura.

La hipocresía que se ha conformado en torno a "las drogas blandas" es verdaderamente un fenómeno triste; así como un fenómeno político. ¿Es realmente una droga blanda si afecta a las neuronas o el hígado?¿Es realmente una droga blanda si puede producir cáncer de lengua, faringe o pulmón?¿Es realmente una droga blanda si afecta a diversas áreas y capacidades de nuestro cerebro? Permítanme dudarlo...






Es preocupante el modo en el que esto puede llegar hasta las aulas también. De tal manera que como docentes otros se ha encontrado, y nosotros nos podemos llegar a encontrar casos de alumnos que acudan a clase bajo los efectos de alguna sustancia. Por un lado esto puede perjudicar el rendimiento escolar del alumno, así como perturbar el ambiente adecuado del aula. Esto último, a su vez, tiene efecto negativo sobre el buen desarrollo de la clase, y por ende, viola el derecho del resto de alumnos a recibir las clases que les permitan adquirir conocimientos y rendir en las pruebas y tareas pertinentes. Por tanto, el problema de un alumno que consume sustancias es perjudicial para él como individuo y para la clase como colectivo. Y si bien existen protocolos oficiales diseñados para hacer frente a este tipo de situaciones, como este que aquí se adjunta: 
https://www.educarex.es/pub/cont/com/0004/documentos/PROTOCOLO_DE_ACTUACI%C3%93N_FRENTE_A_LA_SOSPECHA_DE_CONSUMO_POR_PARTE_DE_MENORES_EN_CENTROS_EDUCATIVOS_DE_EXTREMADURA.pdf , lo cierto es que no basta con la intervención de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado o la implicación de las familias mediante charlas con el alumno y éstos. Esto no es sino porque existen, para sorpresa de nadie, padres con unos niveles de irresponsabilidad tal, que pasarían esta situación de puntillas. Eso es algo que no se puede permitir.

Una medida adicional que se propone por mi parte, es la utilización de charlas de concienciación contra el consumo de sustancias. Sin embargo, estas charlas deben ser frecuentes y los oradores deben ser personas rehabilitadas de este tipo de acciones y bien seleccionadas por el estado, a fin de garantizar que es supervisado el discurso que se va a emitir en las aulas.

En numerosas ocasiones he sido acusado de tener posiciones demasiado "autoritarias" o "desfasadas" por mostrar una oposición frontal y sin fisuras ante el consumo de cualquier sustancia, empezando por el tabaco o el alcohol, y terminando por otras sustancias psicotrópicas de naturaleza dudosa. La existencia y normalización de lo que de forma aberrante se ha consentido en llamar "drogas blandas", no es más que una acción política del sistema autocrático del capital. El comercio con las vidas de las personas empezando por los susceptibles adolescentes está conduciendo lentamente a una sociedad cada vez más anestesiada y depresiva. Por ello, es nuestra responsabilidad como docentes ayudar al adolescente que esté consumiendo, y para ello debemos ser implacables y actuar de la mano del aparato estatal para erradicar con esfuerzo y paciencia estos comportamientos destructivos. La salud no es un tema banal; por contra es uno de los pilares de la sociedad humana, y de nada sirve educar individuos y llenarlos de conocimientos que no van a poder asimilar a causa del daño producido por las sustancias que consuman.

Así, de acuerdo a la doctora Vanessa Cantillano, psiquiatra experta en adicciones de Clínica Alemana, “existe evidencia científica de que el consumo de marihuana afecta el cerebro en desarrollo de los adolescentes, lo que tiene consecuencias negativas en su salud mental y en su vida futura como adultos”. Algunas de las principales consecuencias son:

  • Aumenta el riesgo de desarrollar una dependencia a la marihuana.
  • Se duplican las probabilidades de desarrollar un trastorno psicótico.
  • Crece el riesgo de tener cuadros anímicos (depresión y exaltación de ánimo).
  • Se produce deterioro cognitivo y peores resultados académicos.

La especialista explica que entre quienes comienzan a usar esta sustancia en la adolescencia, la suspensión del consumo no restaura completamente el funcionamiento cognitivo. Esto se traduce en memoria deficiente, peor resolución de problemas, menor comprensión verbal, procesamiento más lento y dificultades en el control de las emociones.

Además de estos efectos neuropsicológicos, la marihuana tiene consecuencias negativas a nivel broncopulmonar, reproductivo, inmunológico y cardiovascular, entre otros.  (EXTRACTO LITERAL OBTENIDO DE: 

https://www.clinicaalemana.cl/articulos/detalle/2017/efectos-del-consumo-de-marihuana-en-adolescentes ).

Por supuesto es el papel fundamental del estado en estos menesteres, combatir el consumo de sustancias en adolescentes (y adultos en un mundo ideal), y utilizar todos los recursos en su mano para evitar que se produzca el mismo. Para esto, la promulgación de leyes a nivel nacional que persigan el tráfico y consumo de drogas sin miramientos, podrían estimular a que los padres de los alumnos, cohibidos por las posibles multas económicas o las penas de prisión, ejerzan de una vez por todas su labor como tal, y se conciencien más en educar a sus hijos con menos liberalismo y más racionalismo.



Comentarios

  1. Una entrada completiiiisima! Se nota que hay mucho trabajo detrás. Enhorabuena!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias por leer y comentar Celia. Lo aprecio mucho y me alegro que te haya resultado interesante :))

      Eliminar
  2. Me ha gustado mucho tú entrada. Tienes toda la razón, hay muchos padres hipócritas que pretenden que su hijo no se drogue, pero sin embargo le favorecen el acceso al tabaco o le dan dinero para que compre "cosas" sin pedir recibos o comprobantes.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por el comentario positivo Ángel. La verdad es que hay cada uno "ejerciendo de padre", que es para hacérselo mirar...

      Eliminar
  3. A mi también me parece que están demasiado normalizadas este tipo de sustancias, pero es una reflexión y toma de conciencia que me ha surgido hace relativamente poco, no voy a ser hipócrita en ese sentido cuando me he emborrachado muchas veces. Pero es cierto que, quizás, si por parte de los adultos no se viera como algo tan habitual y si, como dices, se diesen ese tipo de charlas, seguro que incidiría positivamente en que generaciones venideras cuidasen mejor su salud como puede estar ocurriendo ahora mismo con la alimentación y esta conciencia anti ultraprocesados que la sociedad en general y padres jóvenes en particular están empezando a tener y que también incidirá positivamente en la salud.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tu comentario Fabio. Así es, no es cuestión de criminalizar a quienes han consumido o consumen estas sustancias, sino que, a mi juicio, es cuestión de entender que debemos orientarnos hacia una sociedad que vele por la buena salud de sus miembros (especialmente jóvenes en desarrollo). Por ello y como comentas muy acertadamente con los alimentos, pienso que debe darse una revolución en el tema de la salud, que barra todo este tipo de conductas de consumo que dañan a los individuos física y económicamente, así como a la sociedad en general.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

RETORCIENDO LA REALIDAD

ORIENTAR, GUIAR, ASESORAR...PERO, ¿QUÉ HAY DE MI?