DESCENTRALIZACIÓN EDUCATIVA, ESCUELA EN CASA Y OTROS DELIRIOS DEL S. XXI

En primer lugar, y como apertura de este post, hagamos un acercamiento a las competencias que refleja la nueva ley educativa. Para ello, haré especial hincapié en la que se me asignó por reparto aleatorio; la comunicación lingüística. Se presupone que estas son claves básicas que el profesor tiene que lograr desarrollar. Y en el caso concreto de la comunicación lingüística, no se refiere más que a la capacidad óptima de expresión tanto en el medio hablado como escrito. Esto es algo que, por supuesto, en el ámbito académico, es fundamental. Al fin y al cabo la lengua, en cualquiera de sus expresiones es la vía fundamental de comunicación. La educación no se basa en otra cosa que enviar un mensaje , hacerlo de forma clara y comprensible, y facilitar que ese mensaje cale en el alumnado y permanezca en forma de conocimiento adquirido a lo largo del tiempo. 

Algunas de las otras competencias también son elementales en este campo de la educación. Unas han venido dadas por el frenético avance en el mundo, como las competencias digitales. Otras, por su parte, como la adquisición de competencias en disciplinas como la matemática, las ciencias o la tecnología; son vitales para ofrecer al alumnado una formación de calidad en todas las materias.


Por otro lado, llega el "melón" del debate sobre la dependencia o centralización de la educación en torno al estado, o la autonomía o descentralización. En posts anteriores me he referido a que, desde mi punto de vista, la educación ha de ser una sola para todo el estado, uniforme; centralizada. Este posicionamiento no se trata de ninguna opinión chovinista ni nada por el estilo, es una mera búsqueda de la igualdad. Parece algo tan evidente, que sorprende la cantidad de detractores del centralismo educativo, y la cantidad de acérrimos defensores de una subdivisión hasta el absurdo (como podría ser "la escuela en casa", que más adelante trataré).

Tratar de reducir todo a unidades cada vez más pequeñas, es insolidario para con el resto. De esta manera, si un alumno nace en una comunidad con más recursos económicos y con un modelo educativo concreto, va a partir con ventaja frente a otro en situación opuesta en otra autonomía, de cara cursar los estudios superiores, e incluso en el acceso a la vida laboral. Son varios, y cada vez más, las personas de uno y otro signo político que reclaman, por ejemplo, una igualdad en las pruebas de selectividad. Liberalizar así la educación es caer en el egoísta individualismo del liberalismo político, y hacer fuego amigo entre miembros de un mismo grupo, en este caso los alumnos y alumnas del estado español.

Por otra parte, una mayor centralización o dependencia de la educación del estado, significaría reducir (si no eliminar), las constantes injerencias de las familias. Unas familias que, por norma general, traen al entorno escolar polémicas, opiniones infundadas y quebraderos de cabeza al profesorado. Un estado fuerte y tajante en esta materia, debería saber sentar las bases de un modelo educativo único e incontestable, y únicamente revisable por su gabinete de expertos con la opinión de docentes y alumnado capacitado.

Al mismo tiempo, el firme propósito de búsqueda de una educación universal, pública y gratuita, se vería entorpecido dando cabida a autonomismos de tipo alguno. La atomización que esto supone, favorecería la pervivencia de las escuelas privadas que prostituyen la educación en pro de intereses ajenos, y que mercantilizan y deshumanizan la misma.

Además, en el estado español no existen diferencias de tipo cultural significativas, como para usar esto como escudo para defender la aberración descentralizadora. Generalmente, en última instancia, esto responde a ideologías políticas (independentismos, regionalismos, partidos de la oposición al frente de las autonomías en cuestión...).


Y, ¿qué decir de la "educación en casa"? Es, en definitiva, llevar el individualismo al absurdo más absoluto. Para comenzar, no hay más que referirse al vídeo reproducido en clase respecto a este asunto, donde poco más que la madre que en él aparece, afirma que: "No puede ser que solo la escuela pueda darte un título. No se puede tener un monopolio del aprendizaje". Esto es defender la homeopatía frente a la medicina titulada. Si el autodiagnóstico médico es un peligro, con la educación es lo mismo. Pensar de forma idealista, supone alejarse de la realidad, que es la que de verdad cuenta. Los argumentos son meras pataletas al estilo de un niño pequeño: no me gusta el sistema como es, por lo que no participio. Esto no es solamente contribuir a que existan niños pobremente educados, sino que además es insolidario con aquellos que luchan cada día por realizar cambios en el sistema educativo.


Aquí arriba, se adjuntan una serie de de desventajas (entre otras que existen), que señala Mapfre en su blog sobre la educación en casa. Un blog donde también se señalan algunas pretendidas ventajas de esta práctica. Sin embargo, no hace falta más que un poco de atención en la lectura de esas ventajas, para darse cuenta de que muchas de ellas, son ya viejos reclamos de mejora para el sistema educativo por parte de asociaciones, grupos sociales y colectivos del mundo de la docencia y la escuela en general.


Una vez más, los cambios a escala social y política se confunden dentro de este ambiente individualista e identitario que corroe nuestra sociedad hoy día. Esto lleva a que ante un problema, no nos tendamos la mano, sino que nos aislemos y generemos pequeños problemas dentro del problema mayor, en una rueda de nunca acabar. Este tipo de modas como la "educación en casa", no son más que formas de querer llamar la atención y sentirse diferente en este mundo.








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